Me
atrajo enormemente la portada del libro, la cara de un niño que
asoma su mirada escondido con ojos de temor y la recargada decoración
de la puerta que impide ver la totalidad del rostro ya me provocó
curiosidad suficiente como para leer la sinopsis y decidir si mi
primera impresión era acertada o por el contrario era eso, una
curiosa portada.
Rusia!!!,
estaba todo dicho, un relato de Historia, un momento histórico
impactante la decadencia del gigante imperial ruso y los momentos
previos al estallido de su revolución... como yo digo “no era
negociable”, había que leerlo con el entusiasmo que las novelas
históricas despiertan en mí y más en el elegido y atrayente tema
de la familia Romanov sobre la que tanto se ha escrito y especulado.
No
quiero desvelar la trama de la novela, pero algo debo contar para que
no se os ocurra despreciarla. Quince años tiene el protagonista de
la novela en el momento en el que se convierte en “testigo
invisible” de uno de los acontecimientos más impactante del final
de la Rusia de los emperadores. En la actualidad cuenta con algo más
de noventa años y decide en un viaje al pasado confeccionar un
relato de aquella experiencia que ha marcado su vida, sus recuerdos y
el peso de aquel secreto que le ha acompañado toda su existencia.
Etiquetada
de novela histórica la autora nos presenta un desfile de personajes
de lo más varipinto que abarca desde la realeza rusa hasta el
personal a su servicio, sin olvidar protagonistas de la vida política
de estos momentos, tanto del lado de los bolcheviques como de los que
tuvieron alguna implicación en el devenir de la llegada de la
Revolución Rusa.
El
relato se detiene en la figura de Rasputín y el papel que desempeñó
en palacio y en el entorno de los Romanov.
A
mi juicio bien documentada, no hay que considerarla una tesina sobre
el tema, es una narración entre la realidad y la ficción
perfectamente engarzada, apasionante, con emociones aseguradas y
tensión literaria que no disminuye al avanzar la misma. La carga
recae sobre Leonid, al que reconocemos una vida fascinante, única y
tremendamente interesante.
La
clave de la novela es un principio de “arpón” y un final
esperado, que no decepciona lo que la hace un relato apasionante. Mezcla del pasado y el presente se recrea en los hechos históricos
sin despreciar los humanos.
Gracias
a la autora nos encontramos ante un edificio perfectamente levantado
por un arquitecto (Leonid) en base a los pilares de su recuerdo y con
las grúas de la reflexión de lo narrado siempre en primera persona,
con elegancia, suspense, notas aleccionadoras y sin perder la
intencionalidad de entretener al lector.
Las
opiniones que he compartido con quienes la han leído coinciden con
mi visión de la misma y la hace recomendable para todo tipo de
lector y en especial para los seguidores de la Historia del “gigante
de pies de barro” que algunos historiadores llamaron a la gran
Rusia Imperial. Espero que no pase “invisible” delante de
vuestros ojos.
“No
hay en el mundo nada tan apasionante como estudiar a las personas,
sobre todo cuando creen que nadie las está observando, y ser algo
así como un testigo invisible”.
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