Antes
de aparecer el autor de “Los hombres que no amaban a las
mujeres”, ya escribía Mankell y nos entretenía con su
novelas policíacas y suspense con saga de detectives que
protagonizaban la narración y acababan resolviendo los misterios más
truculentos y crímenes más despiadados. Confieso que alguna que otra
obra ha caído en mis manos y reconozco que me han gustado lo
suficiente como para repetir.
Cuando
contemplé la portada casi me imaginé el contenido del libro y
aunque no es exactamente la crónica de su argumento, algo tiene que
ver. A mi gusto un poco desafortunada la elección, pero sobre gustos
no hay nada escrito.
Apartándose
del género al que nos tiene acostumbrados, el autor de “El
Chino”, cuenta una historia sobre África y para ello
utiliza la figura de Hanna una emigrante sueca que en los inicios del
siglo XX convierte su vida en un periplo de aventuras que la harán
crecer como persona a medida que avanzamos en la trama. No está sola
en el reparto de personajes, todos muy bien precisado y encarnando
todo tipo de cualidades y defectos de la humanidad. Trescientas
cuarenta páginas que parten del tan recurrente argumento de los
hallazgos de testimonios escritos dejados por autores que en algún
momento tuvieron la necesidad de poner “negro sobre blanco”
aquellas experiencias que marcaron una vida entera.
Despliegue
de conocimientos geográficos e históricos marcan la narración en
la cual aparecen temas criticados duramente por el escritor como son
aquellos relacionados con el Imperialismo, la superioridad blanca,
las injusticias, los daños culturales y los efectos sobre las
culturas víctimas de la opresión y explotación por parte de los
colonizadores, ayudando a tejer un sencillo e intenso relato
biográfico de un personaje (Hanna) que al parecer existió en Suecia
y del que nunca se volvió a saber nada.
Temática
potente, desgarradora y sin adornos. No es una historia de esclavos,
es una novela forjada gracias a sus personajes y a la lección de
coraje y valentía en la selva de la hostilidad que provocó el
enfrentamiento entre dos mundos (colonizadores y colonizados).
Para
los que no han leído nada de Mankell les resultará entretenida,
aunque al leerla recuerda otras de argumento similares,de autores
conocidos, por lo que la originalidad se la atribuyo al sorprendente
y esperado final.Por Dios que será de nosotros si los ángeles pierden su pureza...
“La
memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados”.
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