martes, 24 de diciembre de 2013

Lo que no sabes de mi amor, Delphine Bertholon

La ilustración de esta novela de la autora francesa Delphine Bertholon, no pasa inadvertida a la hora de recorrer la mirada por los escaparates de las librerías; estos personajes femeninos blanquecinos son utilizados habitualmente por la escritora para ilustrar las portadas de sus novelas. Como curiosidad mencionar que es difícil encontrar una relación entre la imagen y el contenido de lo narrado en la misma. Es más bien pasión por estas modelos que ya asocias con la autora por el gusto demostrado hacia ellas.
Novela de familia con un argumento al que no le falta ningún ingrediente de las catalogadas como suspense e intriga. Una madre reúne a sus dos hijos ya adultos para hacerles participe de un secreto guardado durante décadas y que desvelará hechos ocurridos en el pasado y desconocidos para ambos.
Los personajes son de una sencillez que roza lo común, cada uno tiene muy bien delimitado su perfil que nos vienen dados por sus actos e intervenciones a lo largo del relato. Sus vidas son cotidianas, sus experiencias propias de cualquier mortal... así parece hasta que afloran el peso de las sombras del pasado; junto a ellas, el odio, los celos, el amor obsesivo, la desconfianza, los reproches y la locura guardada a lo largo de treinta años, provocarán la necesidad de confesar el misterio que ha marcado dramáticamente la vida de una mujer atormentada, deseosa de descargar culpas y compartir su tragedia.
Resulta difícil entender el relato hasta casi la mitad del libro; la causa es el pulso narrativo a dos bandas de madre e hijo que no acabas de comprender y que en ocasiones te provoca abandonar su lectura de no ser porque existe una desaparición no desvelada hasta el final de la novela.
No es novedoso en cuanto a los rasgos de recurrir a un diario como recurso para sumergirse en la memoria, tampoco lo es el efecto que ya sabemos que causan las sombras de las culpas, ni la urgencia por la redención, ni la necesidad del perdón y comprensión.
La novela invita a la reflexión y a una mirada interior en todos y cada uno de los personajes e incluso la hace extensiva al lector; todos somos poseedores de secretos y gozamos de la potestad de su “uso y disfrute”...
Final previsible, entretenida, de buen ritmo y aunque no es la novela del siglo, tampoco es como para no recomendarla. Animaros a contar algún secretito al oído de alguien de vuestra entera confianza, algo francamente escaso...

El amigo que mejor te guarda un secreto es aquel al que no se lo cuentas”.

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