lunes, 30 de diciembre de 2013

El cielo ha vuelto, Clara Sánchez

El gran misterio de mi vida como lectora es quién falla el Premio Planeta... de verdad que resolvería un enigma mayor que el del paradero del Santo Grial. Con semejante entradilla creo que es evidente la opinión acerca de la novela de Clara Sánchez, no siendo la primera novela que leo de esta autora, si que es la que estoy segura que olvidaré a la primera de cambio... El argumento promete, es magistralmente redactado para enganchar al lector y garantizar las ventas y de este modo rentabilizar el “regalito” monetario que semejante galardón trasnochado lleva consigo. ¿Puede haber sido una novela de encargo?, parece una telenovela escrita para hacer que las seguidoras de culebrones venezolanos apaguen la tele y se gasten veinte euros de color rojo como la portada del libro...
No es entretenido, aunque la narración es por capítulos cortos, cansa el esperar emociones, que ocurra algo, que no sea cierto que ya sabes el final...
La absurdez, lo peliculero, lo forzado de la trama que no parece definida desde el inicio de la historia, hace pensar que la autora improvisa en un afán desmedido por mantener el libro abierto y no encerrarlo en las estanterías “antes de tiempo”.
Relato plano, sin pretensiones literarias, aburrida, personajes que no se perfilan a conciencia porque la solidez de lo narrado es excesivamente frágil, no conectas porque el interés de la obra se desinfla página a página... la lectura perfecta para perder adeptos a esta afición. Me temo que la llevarán a “la tele” en dos días y la seguirán cientos de espectadores, los mismos que se habrán ahorrado los “veinte euritos rojos”... hasta la portada es inapropiada.
Un libro con un final anunciado... mal negocio.
¡No quería ser cruel y me parece que me he pasado!!! y claro, ¿por qué la he terminado?... vete tú a saber!!!. Lo que más me indigna es que siempre son autores de renombre que le hacen sombra a grandes talentos que nunca tendrán oportunidad de salir de su anonimato con “novelitas” que caen del cielo!

“Elige bien lo que nutre tu mente, porque ella alimenta tu vida”.

martes, 24 de diciembre de 2013

Lo que no sabes de mi amor, Delphine Bertholon

La ilustración de esta novela de la autora francesa Delphine Bertholon, no pasa inadvertida a la hora de recorrer la mirada por los escaparates de las librerías; estos personajes femeninos blanquecinos son utilizados habitualmente por la escritora para ilustrar las portadas de sus novelas. Como curiosidad mencionar que es difícil encontrar una relación entre la imagen y el contenido de lo narrado en la misma. Es más bien pasión por estas modelos que ya asocias con la autora por el gusto demostrado hacia ellas.
Novela de familia con un argumento al que no le falta ningún ingrediente de las catalogadas como suspense e intriga. Una madre reúne a sus dos hijos ya adultos para hacerles participe de un secreto guardado durante décadas y que desvelará hechos ocurridos en el pasado y desconocidos para ambos.
Los personajes son de una sencillez que roza lo común, cada uno tiene muy bien delimitado su perfil que nos vienen dados por sus actos e intervenciones a lo largo del relato. Sus vidas son cotidianas, sus experiencias propias de cualquier mortal... así parece hasta que afloran el peso de las sombras del pasado; junto a ellas, el odio, los celos, el amor obsesivo, la desconfianza, los reproches y la locura guardada a lo largo de treinta años, provocarán la necesidad de confesar el misterio que ha marcado dramáticamente la vida de una mujer atormentada, deseosa de descargar culpas y compartir su tragedia.
Resulta difícil entender el relato hasta casi la mitad del libro; la causa es el pulso narrativo a dos bandas de madre e hijo que no acabas de comprender y que en ocasiones te provoca abandonar su lectura de no ser porque existe una desaparición no desvelada hasta el final de la novela.
No es novedoso en cuanto a los rasgos de recurrir a un diario como recurso para sumergirse en la memoria, tampoco lo es el efecto que ya sabemos que causan las sombras de las culpas, ni la urgencia por la redención, ni la necesidad del perdón y comprensión.
La novela invita a la reflexión y a una mirada interior en todos y cada uno de los personajes e incluso la hace extensiva al lector; todos somos poseedores de secretos y gozamos de la potestad de su “uso y disfrute”...
Final previsible, entretenida, de buen ritmo y aunque no es la novela del siglo, tampoco es como para no recomendarla. Animaros a contar algún secretito al oído de alguien de vuestra entera confianza, algo francamente escaso...

El amigo que mejor te guarda un secreto es aquel al que no se lo cuentas”.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Los desorientados, Amin Maalouf

Cuando comencé el comentario de la obra del libanés Amin Maalouf, lo hice con la siguiente frase:”El mundo está lleno de seres que vagamos desorientados, confundidos, cargados de malos entendidos, sin rumbo fijo... que en ocasiones arruinan nuestra propia vida y la de aquellos que nos rodean”.
Puede que con esta reseña inicial la gente se sobre coja de tristeza y de paso reflexione en lo cierto del contenido de la frase. Leí esta novela recomendada por una compañera que me adelantó en la lectura aunque ambas pusimos los ojos sobre ella al mismo tiempo. Corazonadas al margen, la sinopsis es crucial para decidirte por ella, amante de la novela histórica, los hechos que prometían rodearla era motivo suficiente para no arrinconar tan conmovedora narración.
Poco amiga de contar el libro, sólo os digo que no deja indiferente a nadie y que es de una actualidad aplastante. Un grupo de amigos universitarios se reúnen habitualmente para según ellos, buscar alternativas a conflictos interminables con el único fin de hacer un mundo mejor... ya la propuesta es ambiciosa y se convierte en un sueño enmascarado por la cruda realidad que les lleva a desistir de tal hazaña, obligados por los acontecimientos que les rodean y deparándoles inevitablemente al exilio físico, emocional y sentimental; dejando tras ellos su tierra y una vida que nunca recuperarán.
Más de quinientas páginas ha necesitado el escritor para poner sobre las conciencias de los lectores una reflexión acerca del binomio Oriente-Occidente y las consecuencias de los efectos sobre quienes no han elegido su propio destino.
La sencillez y la estructura de la novela facilita enormemente su lectura, los ambientes están bien ubicados pero sin recargamientos para que el lector trabaje su imaginación y aporte los detalles que completen los escenarios donde se desarrollan los hechos. Toda la novela está impregnada de mensajes de paz, de llamamientos a la igualdad, de reflexiones ideológicas, de evidencias de la fuerza de las religiones... los personajes se encargan de trasmitir el valor de la amistad, el dolor del exilio, la huella del desarraigo, de los conflictos de identidad antes de la partida y tras la llegada...
Hablaría de una historia de “regreso”, de intento de cerrar causas pendientes, sanar heridas abiertas, últimas oportunidades, reafirmación de percepciones personales de todos y cada uno de los personajes. Amin llega a convertir la guerra en personaje en medio de fuertes dosis de emotividad, verdades solemnes y defensas de valores universales.
Al terminar el comentario reflexioné y llegué a la conclusión que no hay verdades absolutas, que ésta no es patrimonio exclusivo de nadie; que defender causas no es tarea fácil en la vida, que en ocasiones hay que alejarse mucho para poder alcanzar el acercamiento completo... que es todo esto lo que acaba sumiéndonos en la desorientación más cruel y que la única brújula para señalar la dirección correcta es la concordia que la humanidad no acaba de aceptar.

Más vale equivocarse en la esperanza que acertar en la desesperación”.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

El héroe discreto, Mario Vargas LLosa

Ya le ha tocado el turno a la última novela de Mario Vargas Llosa... he tenido que esperar un poco porque mi querida Pilar estaba leyéndola y no quería ser impertinente y adelantarme al comentario de la misma, porque ella es una de mis fieles seguidoras y no está el asunto para perder adeptos a la causa.
El otro día ambas cambiábamos impresiones sobre el libro y de paso sobre el autor; Vargas Llosa es uno de los escritores más leídos de América Latina y yo me inicié en su andadura con una novela de la que guardo un entrañable recuerdo; “La tía Julia y el Escribidor”, en ese momento decidí que seguiría su producción literaria y así lo he hecho, lo que no quiere decir que todo lo que ha escrito haya sido de mi entero agrado; pero esa es otra historia...
La novela cuenta dos vidas paralelas; dos son también los personajes principales que se convierten en la columna vertebral de la trama de la misma; Felícito Yanaqué e Ismael Carrera...en un ambiente de extorsiones, corrupción, amenazas, miedo y chantaje, estos, se tienen que enfrentar lo más dignamente posible a una serie de imprevistos que alteran el curso de sus vidas. La solución elegida por ambos aún siendo de características diferentes, los convierte en “héroes discretos” por la rebeldía que derraman en sus actos y los propósitos de anteponer la justicia y el honor por delante de la cobardía y la debilidad.
Recuperando personajes conocidos de su trayectoria literaria, la novela se va perfilando con todos los ingredientes puros a los que el autor nos tiene acostumbrados. Se podría interpretar una intencionalidad de reconocimiento a la valentía de gente corriente cuyas conductas desafiantes pasan de puntillas en una sociedad donde la mezquindad se ha institucionalizado.
Está bien narrada, fácil de seguir por la alternancia en capítulos de los hechos que rodean a cada protagonista, riqueza de vocabulario en todos los sentidos, mezcla de melodrama y pasajes de humor que hacen del texto un relato entretenido. No es una obra maestra, tal vez no de las mejores, pero responde a las necesidades literarias de los que queremos leer historias cotidianas de gentes corrientes, ambientes conocidos y finales que demuestran que sobrevivir es un acto brillante donde la discreción queda en un merecido segundo plano.

El problema de hacer un favor una vez o asentir continuamente a todo, es que el día que dejas de hacerlo te conviertes en alguien despreciable para quien hasta entonces saca provecho de ti”.