Menudo
título en un momento donde lo último que debería hacer es
llorar.En realidad nos pasamos llorando buena parte de nuestra vida
por cien cosas diferentes y cien veces por la misma cosa... en
definitiva que mejor sería reir miles de veces por infinidades de
cosas que no empaparnos la cara de lágrimas que nos corren el rimel
guarreteando nuestras lindas facciones. Son cosas de la humanidad.
Los
japoneses son únicos para esto de las presentaciones literarias y en
mi curiosidad desmedida decidí abordar esta novela de Kou Nakamura
que sobra decir su nacionalidad porque lo que es seguro es que de
Granada no es. Fiel al modelo de literatura del imperio del sol
naciente, el autor nos cuenta una historia de amor con grandes dosis
de tragedia y tristeza pero endulzada con un tratamiento muy especial
que conmueve e invita a reflexionar sobre lo efímero de nuestras
vidas.
Dentro
del género de novela japonesa contemporánea, se presenta con una
especial estructura en cuatro partes argumentales a modo de
situaciones diferenciadas que acaban resolviéndose a través del
protagonista. Una enorme bofetada emocional de dolor bloquea de la
noche a la mañana a Fujii, trastocando su vida y la de la persona a
la que ama; en ese momento de giro vital, se replantea todos los
valores de vida y los esfuerzos se concentran en hacer frente a un
desenlace cruel. Resulta emotiva y entrañable aún con la carga
sentimental de tristeza que recorre todo el relato. Es de fácil
lectura, escasas doscientas páginas que evitan ser morbosas y para
nada un recreo de los aspectos más lamentables del argumento. Los
personajes no están perfilados lo suficiente como para sentir
desgarro por lo que viven, de ahí que el centro de la trama sea
despertar en el lector el interés por la precariedad de nuestra
existencia y de todo lo que nos rodea.
La
muerte es sin duda el tema principal y nuestra negativa a integrarla
en nuestro día a día y sin embargo convivimos a diario con ella.
Nunca estamos preparados para el zarpazo de “la pelona”. Leídas
estas últimas líneas es imprescindible advertir que no es
recomendable para todo tipo de lectores, lo que no quiere decir que
detrás de cada frase existe un aprendizaje agudo y de gran utilidad.
Por su contenido desaconsejada a los que huyen de estas “historias
que le pueden hacer llorar cien veces” y además no son fans ni
seguidores de la literatura japonesa. Mejor “reímos mil veces por
mil cosas distintas”
“En
ocasiones la única salida para encontrar esperanza es ir hacia atrás
y detener la marcha al frente”.
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