Hace
unos días en el recorrido de una manifestación, delante de mí
caminaba a mi "altura" pero con cierto esfuerzo, un hombre de una
estatura que no puedo calcular pero que me recordó a “Chiquita”
y entonces me hice una idea real del tamaño del personaje
que da nombre a esta novela que leí hace ya unos años y que no
quiero dejar de recomendar por múltiples razones.
Espiridiona
era su nombre, dicen que era diminuta, hay fotos reales de ella, de
origen cubano, aventurera, transgresora, desafiante, descarada,
seductora y al parecer con un bagaje de experiencia vividas que ya
nos gustaría a más de uno tener al término de nuestras vidas.
Te
atrapa desde el principio, se sale de todo lo habitual porque la
narración juega con los datos biográficos y las aventuras y
desventuras de la protagonista en un devenir constante de anécdotas
y peripecias difíciles de creer por el lector.
Llegó
a mis manos como regalo de Teíto, estaba pasando por duros momentos
de salud y recuerdo que en la dedicatoria que yo misma escribí
ponía: “Es muy duro sentirse tan “Chiquita” y dependiente y
esperar que te ayuden a todo”... me sentía como ella
“Pequeñita”... Me gustó enormemente la biografía de
Espiridiona porque entendí que era un relato de superación, de
lucha ante las diferencias, de hacer de la crueldad de los demás un
mecanismo de defensa para vivir, de un despliegue de armas y recursos
perfectamente utilizados para llegar a la fama que te ceden
generosamente aquellos que se quedaban prendados de las “rarezas
humanas”.
Desprende
humor, garantiza el factor sorpresa, mezcla de realidad y fantasía,
ingenio y picaresca; es muy entretenida y de fácil lectura, pero te
hace reflexionar brutalmente sobre los comportamientos humanos y el
descaro o recreo con el que contemplamos aquello que nos llama la
atención por el hecho de ser en este caso “Chiquitito”.
Inicié
el comentario con lo mucho que me llamó la atención el manifestante
que iba a mi lado y en el fondo sentí... mejor no lo digo y además
fui testigo de las miradas y comentarios de todo el que pasaba o
coincidía a su lado.
Por
eso no quiero dejar pasar la oportunidad de recomendar el libro al
que sin duda alguna le supe sacar muchas enseñanzas, aprendí
valores expresados “entre líneas”, es muy ameno pero a la vez
tremendamente duro por la mezcla de crueldad y encanto, es una
llamada de atención a los comportamientos humanos que no estaría de
más ir “puliendo”; porque como el autor dice en una frase del
libro: “La Grandeza no Sabe de Tamaños”.
Sin
duda os gustará.
“Para
ser grande primero tienes que aprender a ser humilde, a ser
pequeño... la humildad es la base de toda verdadera grandeza”.
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