Hace
ya unos años que descubrí la literatura japonesa de la mano de un
autor que de no habérmelo recomendado una amiga jamás hubiera
reparado en él. Haruki Murakami es uno de los escritores japoneses
más leídos por el mundo occidental. No fue la primera novela que
cayó en mis manos, pero sí la que me acompañó de viaje a Madrid
en un trayecto algo delicado con billete de ida y en esos momentos
sin saber nada de la vuelta. De hecho me lo regaló Teíto como
tantos otros y gracias a lo mucho que me conoce acertó, porque
aunque parece que no me escucha, no es así, reparó en comentarios
que hice acerca de lo original del planteamiento literario de este
autor y de cuanto me habían gustado novelas anteriores; de manera
que en un paseíto por los alrededores de “Puerta de Hierro”,
compró lo que más ilusión me haría... y lo logró.
No
puedo desvelar el misterio del título ni de la fotografía, es
cierto que un enorme sauce se refleja en el río junto a la figura de
una mujer caminando, de manera que dormida no está, quien sabe la
intención del autor ante tan contrariada elección. Lo que no se
puede negar en Murakami es que todos sus títulos siguen las mismas
pautas; o bien son la antesala de la historia que contará, o por el
contrario no tienen absolutamente relación alguna con lo que más
tarde aparece en el interior y de tan complicados que resultan dichos
títulos, acabas haciéndote una chuleta para recordarlos.
Veinticuatro
cuentos o relatos cortos con sus títulos incluidos se desarrollan a
lo largo de las páginas de esta creación que abarca historias en
ambientes que van desde la más clara sencillez hasta la más absurda
irrealidad, desde la imaginación sin límites hasta lo cotidiano;
todo ello en una perfecta mezcla que sumerge al lector en un estado
de sueño y realidad difícil de distinguir y con la que se acaba
disfrutando. No deja de sorprender lo mucho que historias originales
sirven de ayuda en momentos vulgares. Los temas del autor son
recurrentes y suenan de otras novelas; la soledad, el dolor, el amor,
la amargura, el sentido de la vida,la necesidad y búsqueda de
afecto, pero en esta ocasión los aisla y personifica en todo tipo de
elementos que cobran vida o realizan tareas y acciones humanas, como
la palabra en los animales, creando seres inolvidables y en ocasiones
sólo aptos para el mundo de los sueños.
No
suele gustar a todos los lectores relatos surrealistas, oníricos,
cargados de ironía y poco creíbles... pero rompe la monotonía de lo
que estamos acostumbrados a leer y el factor sorpresa y la risita
sarcástica nos sale sola tras la lectura de la mayor parte de los
cuentos. Muchos de ellos han sido finalizados con una generosidad
hacia el lector ya que son abiertos y otros haciendo gala de su
carácter controvertido, los presenta herméticamente cerrados, para
garantizarse la paternidad de los mismos desde el principio al fin.
Lo
tengo dedicado pensando en mí, para mí, con cariño, un día en el
que miraba un “llorón” tras los cristales de mi ventana, cuando
me encontraba muy, pero que muy despierta, por alguien tan especial
que logró hacerme feliz con semejante repertorio de imaginación...
Compré el billete de vuelta.
“La
Paciencia es la capacidad de resistir y conllevar las adversidades
con valor, resignación y sin quejarse. Aceptando nuestro presente,
esperamos expectantes aquello que en ocasiones tarda tanto en llegar”.