El hecho de leer tanto y contar con
poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que
comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar
sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que
consiga acortar el número de comentarios pendientes.
“En 1954, el joven
psiquiatra Germán Velázquez vuelve a España para trabajar en el manicomio de
mujeres de Ciempozuelos, al sur de Madrid. Tras salir al exilio en 1939, ha
vivido quince años en Suiza, acogido por la familia del doctor Goldstein. En
Ciempozuelos, Germán se reencuentra con Aurora Rodríguez Carballeira, una
parricida paranoica, inteligentísima, que le fascinó a los trece años, y conoce
a una auxiliar de enfermería, María Castejón, a la que doña Aurora enseñó a
leer y a escribir cuando era una niña. Germán, atraído por María, no entiende
el rechazo de ésta, y sospecha que su vida esconde muchos secretos. El lector
descubrirá su origen modesto como nieta del jardinero del manicomio, sus años
de criada en Madrid, su desdichada historia de amor, a la par que los motivos
por los que Germán ha regresado a España. Almas gemelas que quieren huir de sus
respectivos pasados, Germán y María quieren darse una oportunidad, pero viven
en un país humillado, donde los pecados se convierten en delitos, y el puritanismo,
la moral oficial, encubre todo tipo de abusos y atropellos”.
Desde que se termina un libro de Almudena Grandes ya estás esperando el
siguiente. Más o menos cada dos años nos ha ido haciendo llegar la serie de los
“Episodios de una Guerra Interminable”, tras cuatro ejemplares, la quinta
entrega llega a inicios del 2020 y se cerrará alrededor del 2022, según las
previsiones de la escritora.
Las anteriores novelas de esta serie comenzaron con Inés
y la alegría, ambientado en el Pirineo leridano, inauguró esta colección
de obras que pone luz a los oscuros y tristes años de la posguerra. A él siguió El lector de Julio
Verne, situado en un cuartel de la Guardia Civil en la provincia
de Jaén, Las
tres bodas de Manolita, que transcurre en la capital de España, y Los pacientes del
Doctor García, a caballo
entre Madrid y Buenos Aires.
Con La madre de Frankenstein, Almudena nos
sitúa en el Madrid de los años 50, en un cambio de registro que nada tiene que
ver con las guerrillas y la resistencia clandestina y diplomática de las
entregas anteriores.
Novela de ficción inspirada en la vida y muerte de Aurora Rodríguez y
construida a partir de un parricidio real del que ella fue autora. Es además
una historia de amor en el marco de la humillada y gris España de la posguerra
que se mueve en diferentes momentos de nuestra Historia. Son muchos los
antecedentes que nos han llegado de la figura de Aurora, la madre de la
feminista Hildergart, pero nunca había sido ella la protagonista sino su hija,
en esta novela asume el papel principal y eso la hace diferente en su enfoque y
en el tratamiento de esta controvertida figura.
Novela coral y costumbrista que descarga la fuerza en una galería de
personajes que vamos conociendo a medida que avanza el relato. Tres narradores
en primera persona desgranan sus historias y las de su entorno durante un
periodo de cincuenta años, gracias a una trama que nos hace viajar del pasado
al presente de la mano de personajes reales y ficticios por secundarios de lujo
que ayudan a construir una historia dura y desgarradora difícil de olvidar.
La ambientación es junto con los personajes el plato fuerte de la
novela, Almudena nos presenta sin tapujos a las instituciones psiquiátricas de
la época, los llamados “manicomios”, el lugar donde se curaba a los “malos
españoles”; la mayor parte del argumento se desarrolla en el pabellón del
Sagrado Corazón del psiquiátrico de Ciempozuelos donde se encuentra recluida
Aurora Rodríguez. Este escenario contribuye a reforzar la visión más oscura de
aquella España y el devenir de los que ingresaban aquejados de males no físicos
así como los tratamientos aplicados para su rehabilitación.
Sin duda Aurora es el detonante de la novela, Almudena ha querido rendir
un homenaje a todas la víctimas de la posguerra y de paso humanizar la figura
de la protagonista a través de su propio delirio. Madre de una de las
activistas más superdotada de la época, la educó en libertades que luego no
supo aceptar, el detonante del asesinato de su propia hija al intentar
independizarse la sumió en una sin razón que la condujo a su confinamiento en
esta institución de la que nunca salió.
Si Aurora es el detonante de la trama, Germán Velázquez es el personaje
alrededor del cual se articula toda la historia. Curiosamente es el cuñado del
Doctor García, ocasión que la escritora madrileña utiliza para recuperar
personajes de sus anteriores entregas, de hecho sucede lo mismo con Rita hermana
de García que también cuenta con una tímida pero acertada aparición. Exiliado
siendo un niño durante la Guerra Civil Española, recibe asilo en la casa de una
familia judía donde gozará de una formación que le posibilitará regresar a
España como médico de instituciones psiquiátricas, lugar donde conocerá a las
mujeres de esta novela.
Cierra el tridente de protagonistas María Castejón, huérfana nieta del
jardinero que se convierte en la cuidadora de Aurora de quien vivió maravillada
por su figura desde que era niña.
No quiero dejar pasar las figuras de la Psiquiatría de la época que
vienen de la mano de personajes como el Doctor Robles, director del centro y
Vallejo Nájera o López Ibor, obsesionado con la cura de la homosexualidad y
otras “perlas”, estos últimos representantes de los tratamientos más brutales e
ineficaces contra los que Germán tiene que luchar con esos aires nuevos que
traía como bandera.
Una buena novela no solo son grandes personajes, la ambientación y los
temas que le dan forman construyen los pilares de la misma. Muy en la línea de
Almudena aborda además de los ya vistos, la situación de los judíos tras la
Segunda Guerra Mundial y su exilio fuera de Alemania, el Nazismo, el
Nacionalcatolicismo, la eugenesia, el aborto, la homosexualidad, el papel de la
mujer en la posguerra española y lo hace a través de un repertorio de emociones
que van desde la ternura, el desprecio, la alegría, la frustración, el fracaso,
las penas, el arrepentimiento, el amor y los intereses de la nación hasta los
celos profesionales.
Hay unos guiños muy generosos de la escritora hacia Pérez Galdós por un
lado y hacia el recuerdo de uno de los acontecimientos más triste y silenciado
de la Guerra Civil, “La Desbandá de Málaga”, introducida gracias a la madre de
María Castejón que la vivió en primera persona; el estilo indirecto de la
madrileña posibilita conocer estas historias dentro de otras historias de todos
y cada uno de sus personajes.
Sin duda es una gran novela pero en justicia debo decir que me ha parecido
la más densa y larga de toda la serie publicada hasta ahora. Me enganchó tarde
y mi interés fue menor que el generado en ocasiones anteriores, no voy a decir
que le sobran páginas pero tal vez con menos no hubiera vivido la sensación de “ganas
de acabarla”. Nunca me había pasado con una de mis escritoras preferidas,
siempre “quería más” y me generaba tristeza el cerrar el libro. No he vivido la
historia de Aurora, Germán y María con la emoción habitual y mis expectativas
se han quedado un poco desinfladas, ahora bien, es solo mi humilde opinión y
este comentario es de amante de la lectura con el que se puede coincidir o
estar en desacuerdo, de manera que para nada sacrificar el inmenso trabajo de
Almudena Grandes, una de las “Grandes” de nuestra literatura. Os gustará.
“No
tengo problema en ser normal, pero la locura ame parece más divertida”.