El hecho de leer tanto y contar con
poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que
comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar
sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que
consiga acortar el número de comentarios pendientes.
“La enigmática llamada de
teléfono que recibe Federico en la piscina municipal de Chamberí y una extraña
oferta de trabajo son el punto de inicio de una aventura indagatoria
protagonizada por un cuarentón con estudios universitarios y sin perspectiva
alguna de futuro. Éste, obligado por las circunstancias a convertirse en una
suerte de espía mercenario, se verá envuelto sin remedio por una realidad
turbia en la que nada es lo que parece, y en la que el odio, la venganza y la
hipocresía terminarán por contagiarlo."
En los momentos en los que se acaba una buena novela y buscas
desesperadamente la siguiente, pueden pasar dos cosas diametralmente opuestas;
que encuentres una igual de potente que la que has terminado, o justo lo
contrario, que te dejes llevar por la primera que te ofrezca una portada
vistosa y colorida. Es el caso de “Tres maneras de inducir un coma”, ni conocía
la autora ni la sinopsis me conmovió, eso sí la portada era de lo más atrayente
y divertida…y me atrapó.
Casi trescientas páginas de una comedia castiza ambientada en el Madrid
de hoy con un argumento que todavía estoy por encontrar. Si atendemos a la
historia que nos puede estar contando, no la he reconocido, más bien he apreciado
un relato que sería un guion de Almodóvar perfecto, que digo, de Torrente y sus
descabelladas aventuras callejeras…
La comicidad ácida y la picaresca están presentes en una novela bien
construida, con un lenguaje muy cuidado y unos personajes de carne y hueso que
narra los desengaños, las decepciones, soledades que padece la sociedad actual.
Esos personajes provocan un cambio de ritmo en la lectura según aparecen
en compañía o interpretando agotadores monólogos que frenan el relato.
Demasiados clichés y estereotipos que recuerdan a otros escritores a los que
les dedica un guiño incuestionable, utilizando como estos, el humor como
herramienta para conseguir arrancarnos carcajadas que en mi caso no llegaron.
La primera parte es más salvable que la segunda. Es un libro aceptable
si las expectativas no se colocan muy por encima de sus posibilidades. La
salvan los diálogos y el tono coloquial, algunos giros argumentales y sorpresas
que no llegan a susto. Es el mundo de los pícaros y supervivientes desde una visión
algo esperpéntica, gracias a sus escasas trescientas páginas la he podido
empezar y terminar.
Es el comentario de
una humilde lectora, no quiero dejar de recomendarla porque estas novelas
comerciales presentadas por escritores de renombre siempre aportan algo, no
llega a ser decepcionante y como primera novela seguro que guarda un enorme
esfuerzo; de manera que os invito a leerla en un momento en el que necesitemos
desconectar y dejarnos llevar por algo diferente y por supuesto porque el arte
de escribir es un auténtico desafío que yo valoro mucho. Os gustará.
“Así como una jornada bien empleada produce un
dulce sueño, así una vida bien usada produce una dulce despertar.”
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