martes, 10 de septiembre de 2019

Tres maneras de inducir un coma, Alba Carballal


El hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.

“La enigmática llamada de teléfono que recibe Federico en la piscina municipal de Chamberí y una extraña oferta de trabajo son el punto de inicio de una aventura indagatoria protagonizada por un cuarentón con estudios universitarios y sin perspectiva alguna de futuro. Éste, obligado por las circunstancias a convertirse en una suerte de espía mercenario, se verá envuelto sin remedio por una realidad turbia en la que nada es lo que parece, y en la que el odio, la venganza y la hipocresía terminarán por contagiarlo."

En los momentos en los que se acaba una buena novela y buscas desesperadamente la siguiente, pueden pasar dos cosas diametralmente opuestas; que encuentres una igual de potente que la que has terminado, o justo lo contrario, que te dejes llevar por la primera que te ofrezca una portada vistosa y colorida. Es el caso de “Tres maneras de inducir un coma”, ni conocía la autora ni la sinopsis me conmovió, eso sí la portada era de lo más atrayente y divertida…y me atrapó.
Casi trescientas páginas de una comedia castiza ambientada en el Madrid de hoy con un argumento que todavía estoy por encontrar. Si atendemos a la historia que nos puede estar contando, no la he reconocido, más bien he apreciado un relato que sería un guion de Almodóvar perfecto, que digo, de Torrente y sus descabelladas aventuras callejeras…
La comicidad ácida y la picaresca están presentes en una novela bien construida, con un lenguaje muy cuidado y unos personajes de carne y hueso que narra los desengaños, las decepciones, soledades que padece la sociedad actual.
Esos personajes provocan un cambio de ritmo en la lectura según aparecen en compañía o interpretando agotadores monólogos que frenan el relato. Demasiados clichés y estereotipos que recuerdan a otros escritores a los que les dedica un guiño incuestionable, utilizando como estos, el humor como herramienta para conseguir arrancarnos carcajadas que en mi caso no llegaron.
La primera parte es más salvable que la segunda. Es un libro aceptable si las expectativas no se colocan muy por encima de sus posibilidades. La salvan los diálogos y el tono coloquial, algunos giros argumentales y sorpresas que no llegan a susto. Es el mundo de los pícaros y supervivientes desde una visión algo esperpéntica, gracias a sus escasas trescientas páginas la he podido empezar y terminar.
Es el comentario de una humilde lectora, no quiero dejar de recomendarla porque estas novelas comerciales presentadas por escritores de renombre siempre aportan algo, no llega a ser decepcionante y como primera novela seguro que guarda un enorme esfuerzo; de manera que os invito a leerla en un momento en el que necesitemos desconectar y dejarnos llevar por algo diferente y por supuesto porque el arte de escribir es un auténtico desafío que yo valoro mucho. Os gustará.

“Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada produce una dulce despertar.”

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