Alaitz Leceaga, hace su aparición
en el mundo de las letras con una historia que se mueve entre el realismo
mágico y los mitos vascos. Primera novela que sin grandes pretensiones resulta
entretenida y fácil de leer. Es la novela que nos recuerda a otras autoras que
manejan este género con destreza, aunque la sinopsis te lleva a cierta
confusión porque no corresponde con su contenido.
“A finales de los años veinte del siglo pasado,
Estrella y su hermana gemela, Alma, llevan una vida privilegiada como hijas de
los marqueses de Zuloaga, propietarios de una casa solariega y una mina de
hierro en un pequeño pueblo suspendido sobre el Cantábrico. Crecen rodeadas de
fiestas y lujos, pero también marcadas por un poderoso misterio. Porque
Estrella y Alma no son como las otras niñas: herederas de un extraño don que
pasa de generación en generación entre las mujeres de su familia, viven a la
sombra de una maldición según la cual una de las dos morirá antes de cumplir
los quince años”.
Si tuviera que animar a su
lectura, diría que es una novela de amores, celos, hijos ilegítimos, relaciones
filiales complejas, padre tirano, maldiciones centenarias y venganzas dentro de
una saga familiar donde las mujeres absorben el protagonismo absoluto de la
misma. No es la típica historia de luchas y enfrentamientos entre hermanas que
se odian, es un relato de secretos ocultos dentro de un linaje de mujeres que
heredan dones extraordinarios.
Estructurada en cuatro bloques que
hacen referencia al fuego, el viento, el agua y la tierra, cada parte muestra
una narración sencilla, con lenguaje muy asequible, prosa aceptable y
personajes que van creciendo en importancia a medida que avanza la historia.
Un espacio de tiempo que abarca
las primeras décadas del Siglo XX sirve junto con escenarios tan dispares como
California, Inglaterra y Madrid para cohesionar fantasía, intriga y devenir
histórico de una manera bastante acertada. La represión política, las
diferencias entre ricos y pobres, terratenientes y mineros, además de la
sumisión de la mujer, la violencia de años de gran belicismo y las ambiciones
de poder, completan un repertorio de temas que casan como un rompecabezas en un
relato algo lento, de diálogos enrevesados y carente de acción para lo potente
de sus recursos.
En líneas generales los mundos de
marquesados y bosques resultan atractivos en historias con mezclas de
misterios, drama, terror, tensiones sociales y seres que se aparecen cuando
menos te lo esperas. Sinceramente me esperaba otro tipo de lectura pero ha sido
agradable y entretenida y eso que su final es del todo inesperado.
Imposible no acordarse de Isabel Allende, Cristina López Barrio, Laura
Esquivel, Ana Cabrera Vivanco o Ángela Becerra; todas escritoras que consiguen
obras de corte realista utilizando como opción la fantasía y el mundo de los
sueños para hacernos disfrutar de historias que nunca se olvidan.
“Recordar es fácil para quien
tiene memoria, olvidar es difícil para quien no tiene corazón”.