El
hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de
llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a
mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas
al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.
“Tras mucho tiempo sin apenas verse
ni tratarse, Gabriel decide llamar a sus hermanas y reunir a toda la familia
para celebrar el 80 cumpleaños de la madre y tratar así de reparar los viejos
rencores que cada cual guarda en su corazón, y que los han distanciado durante
tantos años. Aurora, dulce y ecuánime, la confidente de todos y la única que
sabe hasta qué punto los demonios del pasado siguen tan vivos como siempre, trata
de disuadirlo, porque teme que el intento de reconciliación agrave fatalmente
los conflictos hasta ahora reprimidos. Y, en efecto, la primera llamada de
teléfono desata otras llamadas y conversaciones, inocentes al principio y cada
vez más enconadas, y de ese modo iremos conociendo las vidas de Sonia, de
Andrea, de Horacio, de Aurora, del propio Gabriel y de la madre, y con ellas la
historia familiar, desde la infancia de los hijos hasta la actualidad. Tal como
temía Aurora, las antiguas querellas van reapareciendo como una lluvia fina que
amenaza con formar un poderoso cauce al límite del desbordamiento”.
Me declaro
seguidora de este escritor extremeño que nunca me decepciona. Es un retrato de
familia con un repertorio de personajes que pertenecen al mismo clan en el que
no todo es lo que parece; sin duda cada uno de ellos son muy "Landeros” o
al menos eso me parece a mí. Es un relato original y diferente que giran en
torno a los líos de familia de la actualidad más aplastante.
Comienza la
narración a partir de la propuesta de Gabriel de reunir a su familia con el
propósito de celebrar los 80 años de la matriarca, ese es el momento en el que
se destapa la caja de los truenos, la idea no es tan bien acogida como hubiera
sido de esperar y se desencadenan una serie de hechos marcados por las
rencillas del pasado, frustraciones que ven la luz, rencores que despiertan,
traiciones antiguas, conflictos abiertos y reconciliaciones de dudosa solución
en un presente donde urge modificar la trayectoria presente en pos de un futuro
alentador.
Mientras la
leía no pude evitar reconocer el retrato de familia cotidiano del que en muchas
ocasiones somos parte activa. Me atrevería a decir que es una novela coral de
adultos que miran al interior y bucean en su pasado para poder oxigenar un
presente con el que no comulgan.
Narrada por
diferentes voces a través de capítulos breves con diálogos fluidos y ágiles,
que van descubriéndonos a un colectivo en crisis: la familia. Historia
dramática donde se echa de menos guiños de humor y algo de optimismo que rebaje
la tensión amarga y el tono duro del relato. Landero nos invita a reflexionar
sobre las consecuencias del rencor y las “cuentas pendientes” en una familia a
lo largo de décadas.
La novela es
un prodigio en lo referente a los personajes, el narrador externo aporta lo que
los personajes van contando, construyendo a través de cada uno de ellos sus
propias historias. Conocemos sus trayectorias de vida y nos plantea el dilema
de ¿quién lleva la razón?.
Las charlas
que mantienen los personajes es el centro sobre el que pivota la novela, eso y
el papel tan impresionante del teléfono cuyo protagonismo supera al de la mismísima
Aurora, balón de oxígeno de todos los miembros de esta “normal” familia.
Os gustará sin
duda y un detalle que llama la atención es el papel otorgado a la mujer en la
novela, las narradoras hacen de la historia un relato poliédrico donde ellas
mismas serán vistas desde diferentes puntos de vista.
“Lo importante
de una familia no es vivir junto, es estar unidos por el corazón”.
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