sábado, 13 de abril de 2019

Un mar violeta oscuro, Ayanta Barilli


El hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes
“Una maldición recorre las vidas de Elvira, Ángela y Caterina: elegir a hombres que no las supieron amar. Elvira se casó con Evaristo, un demonio que sembró el miedo y la locura. Su hija Ángela renunció a sí misma por un marido ausente, siempre en los brazos de otras, incapaz de ocuparse ni de ella ni de sus hijas. Y la indómita Caterina, tercera de la saga, acabó enamorada de otro ser diabólico, sin tener conciencia del peligro que corría. Sólo Ayanta, última descendiente, se enfrentará a su herencia transitando el camino de los recuerdos y de la verdad”.
Antes de saber la relación familiar de Ayanta con Sánchez Dragó, desde mi humilde opinión de lectora que no sigue a dicho escritor, hubo otra razón que me predispuso negativamente hacia la novela; los Premios Planetas nunca han gozado de mi confianza salvo evidentes excepciones. Aún así, suelo confiar más en los finalistas que en los ganadores, tras leer “Un mar violeta oscuro” quiero quedar las impresiones contradictorias que he sacado al cerrar el libro.
La sinopsis no decepciona tanto como el relato de esta saga familiar de tres generaciones de mujeres, gracias a ese resumen me pareció que íba a encontrarme con un argumento entretenido y vibrante, algo que ha medida que avanzaba en la lectura deseché llegando a resultar aburrido hacia la mitad de las cuatrocientas páginas del libro. Es por ello que disfrute de partes aceptables que daban paso a otras infumables y complejas que me hicieron pensar en esa afirmación muy personal de “le sobran páginas”.
Primera novela bajo pseudónimo de la hija de Fernando Sánchez Dragó, mujer que escribe con redacción sencilla y asequible, periodista y familiarizada con el mundo de las letras, de ahí que no pueda valorar negativamente su cuidada redacción
Estructurada en prólogo y tres partes dedicadas a su bisabuela, abuela y madre respectivamente, combinando la historia de su propia familiar con fragmentos de una novela escrita por su abuela Ángela, diarios de su madre y correspondencias de cartas entre esta y su padre. Si no hubiera tirado de tantos personajes, dramas conyugales, secretos, silencios no superados, dramas, desamores y culpas, todo en la misma coctelera, puede que el torrente de reflexiones a las que nos invita continuamente se hubiera hecho más llevadero; pero la verdad es que resulta abrumador y cansino dar vueltas siempre sobre lo mismo. Al final se pierde el interés por una historia de familia donde sorprendentemente los errores se repiten generación tras generación.
Me ha gustado la mezcla de géneros, las dosis de emociones, el lenguaje poético y la buena prosa; pero desde mi humilde silla de lectora, le falta chispa, originalidad, situaciones que te dejen con la boca abierta y no recuerdos y gotitas de imaginación que crean despiste en una narración que me ha dado la sensación de ser el diario de vida de la autora.
Ni que decir que la leáis, mis respetos hacia los que escriben están por encima de mis gustos literarios, lo que no me deja de sorprender y me gustaría saber algún día, cuál es el criterio para fallar los Premios Planetas, porque hoy por hoy es uno de mis grandes misterios. Os gustará.
“Siempre nos encontraremos a nosotros mismos en el mar”.

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