A menudo visito otros blogs para
ponerme al día de lecturas que se salgan de lo estrictamente comercial, que me
aparten de esos libros que ocupan la mayor parte de los escaparates de las
librerías; lo hago porque en estas incursiones suelo descubrir opciones con
buenas reseñas que me ayudan en momentos de confusión en los que “nada acaba
convenciéndome”. Así elegí “De qué hablamos cuando hablamos de amor”, ciento
sesenta páginas escritas por Raymond Carver uno de los maestros de los relatos
cortos de la literatura americana.
La sinopsis es sencilla de
explicar, diecisiete cuentos breves que nos hablan de las diferentes formas en
las que se puede entender el sentimiento universal del amor. Este término “amor”
designa cosas muy distintas: entrega, sexo, incomunicación, convivencia,
violencia, contrato, ternura, resentimiento, odio, sumisión… Con este
planteamiento, en “De qué hablamos cuando hablamos
de amor” vemos que lo que se puede sentir por un amante,
también es amor. Que el sentimiento de un chico por una chica que le podría
llevar a cometer locuras atroces con tal de tenerla, también es amor. Y que el
marido que pega a su esposa, se resguarda en la excusa de que la ama. Raymond
mirando por una lupa muy especial, analiza todas y cada una de estas
posibilidades de amar, justificando que no existe una forma única sino tantas
opciones como amantes que lo practican.
Cuando lo he leído reconozco que algunas no han sido de mi
total agrado, pero de cada uno de ellos se extrae una lección moralizante
porque cuestiona la definición de amor sin límites. Están bien escritos,
recuerdan a fábulas moralizantes, breves, escuetas y directas; tal vez las
escribió influenciado por la época que le tocó vivir y me han traído a la
memoria a los Cuentos de Chéjov.
Podrían haber sido novelas comprimidas, los personajes están
perfectamente definidos, gente común, vulnerables, golpeados por experiencias
de vida, cotidianos; cada relato tiene su propio título y su contenido es muy
potente y dice tanto como en un narración larga. El libro lleva el título del
tercer relato, en él tres parejas hablan de sus experiencias amorosas, y tras
su lectura constatamos que el autor siembra la duda acerca de la veracidad de
presumir de que solo existe una forma universal de amar.
No quiero terminar el comentario sin hacer mención a las
complicaciones que sufrió la publicación del libro, al parecer fue editado con
severas modificaciones literarias por parte de su editor, algo que no gustó al
autor y que acabó aceptando por consejos impuestos y siempre pensando en los
beneficios económicos. Fue éxito de ventas en América en el panorama de las
letras de la década de los 80, pero el narrador y poeta siempre guardó su
original y al parecer nada tiene que ver con la intensidad de las historias que
hoy nos llegan editadas en España por Anagrama. Recomendada como lectura “intermedio”
y especialmente por la reflexión que provoca hacia un sentimiento que tenemos
muy claro, pero que en ocasiones nos lleva a serias confusiones.
¿Por qué un tipo es más válido que otro? ¿Por qué algunos
están mejor vistos que los demás? Y, lo más importante, ¿Dónde están las
fronteras de ese amor?.
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