Hasta
ahora, mi coqueteo con la literatura japonesa queda asociada a Haruki
Murakami y francamente aunque no todo ha sido de mi agrado, debo
decir que me considero una seguidora de sus obras. Bien, en esos
paseos ya conocidos de los domingos “entre montones de
libros”, encontré accidentalmente a Banana Yoshimoto,
nombre que se presta a uno y mil chistes, pero que sin dudarlo se
vino conmigo en esa incursión literaria semanal.
Incluida
en la narrativa japonesa de relatos breves; la autora nos presenta
cinco historias con cinco personajes, cada uno de ellos diferentes
entre sí, no hay conexión y pueden leerse de forma aislada. Todos
se presentan bajo un título que hace referencia a la historia
contada; tanto el planteamiento argumental como la forma de
presentarlos es de una sencillez aplastante, tanto que rozan el
aburrimiento, lo insulso, pero muy a lo “japonés”,
por eso os animo a leerlos...”no es oro todo lo que no
reluce”.
Todos
tienen en común que los personajes protagonistas tras vivir momentos
dolorosos, se preguntan sobre el sentido de su propia vida y sobre la
posibilidad de ser felices. La última de las historias, es la que da
título al libro.
Lo
mejor es la brevedad de los relatos, todos cargados de melancolía y
tristeza, pero con buenos mensajes que se leen entre líneas. Bien
redactado, grandes alusiones al peso del pasado en nuestras vidas,
nada pasa de puntillas, todo lo vivido deja una implacable huella,
sea buena o mala.
Me
ha gustado de la autora que no persigue la lágrima fácil, más bien
huye de ella, quiere potenciar la fuerza de los personajes como los
protagonistas absolutos y sus vivencias, los secundarios. Sin
quererlo y a pesar de la impronta nipona, no deja de recordarme al
realismo mágico de los autores hispanoamericanos. Temas como el
amor, la juventud, los sueños, la búsqueda de la felicidad, la
amistad, el desamor y las decepciones, se repiten de forma recurrente
en los cinco relatos.
No
todos son iguales en intensidad, mejor que cada cual elija el suyo.
Ni que decir que los escritores japoneses presentan claros intentos
de occidentalización que les hace vivir serias contradicciones entre
la modernidad y la fuerza de las tradiciones orientales; tras leer
algo de la autora, creo que hay guiños autobiográficos en estos
relatos.
No
os compromete a nada perder un par de horas en leerlos y os garantizo
que os lleva a reflexionar y pensar más de lo que os imagináis.
"Nunca
se sabe lo que puede suceder en el futuro, porque las vidas sin
problemas no existen, por lo tanto no es improbable que vuelva a
vivir circunstancias parecidas. Sin embargo, la vida transcurre sin
que yo me deje embargar por la preocupación” .
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