No
seria justo decir,que lo que más me ha gustado de esta gran obra, es
la portada; hace años, estuve en una casa rural en el norte de
Cáceres y de entre las muchas bellezas y originalidades de la misma,
estaban imnumerables botas catiuscas, de esas de goma y colorines,
haciendo de tiestos de macetas; imagen que nunca he olvidado y que al
ver la portada de “La tierra que pisamos”, me trajo
gratos recuerdos.
Tras
su insuperable “Intemperie”, Jesús Carrasco vuelve
con una narrativa única y extremadamente dura, que me ha llenado de
serias contradicciones y me hace muy difícil reseñar; intentaré no
caer en la torpeza de compararla con su ópera prima, aunque no
prometo nada. Como curiosidad, contar que me la han regalado dos
veces, marido e hijo; y es que fueron muchos los halagos que le hice
al libro de “la ovejita”, como le llamaba
cariñosamente a esa brutal novela de este escritor extremeño.
Para
facilitar esta compleja historia, mejor dejo la sinopsis, que ahí se
condesan las pretensiones del autor y la visión de los entendidos:
“A
comienzos del siglo XX España ha sido anexionada al mayor imperio
que Europa ha conocido. Tras la pacificación, las élites militares
eligen un pequeño pueblo de Extremadura como gratificación para los
mandos a cargo de la ocupación. Eva Holman, esposa de uno de ellos,
vive su idílico retiro en la paz de su conciencia hasta que recibe
la visita inesperada de un hombre que empezará ocupando su propiedad
y acabará por invadir su vida entera.
Confieso,
que tuve que leer varias veces este resumen para centrarme en la
historia, para apreciar que existían tres tramas diferentes y que
las vamos descubriendo por la exposición del contenido de un diario,
el de Eva, la protagonista femenina; la primera, referida a la
actitud de esta mujer hacia el extraño que merodea y acampa en las
inmediaciones de su hogar, la segunda, todo lo referente a la vida de
este intruso de nombre, Leva y su paso por los campos de exterminio
donde estuvo prisionero, y la tercera y última, el trágico final de
quien nunca debió acercarse a lugares prohibidos y que prefiero no
desvelar.
En
ocasiones me pareció de una dureza extrema las descripciones de
Jesús, incluso tuve que aparcar el libro unos días por razones
personales y porque el ánimo no era el adecuado; por supuesto no es
la lectura, a mi juicio para antes de dormir, un par de noches me
desveló y tomé la decisión de no volver hacerlo. Cuento todo esto
para no engañar a nadie sobre el tipo de relato, y para advertir que
no es una narración apta para todos los públicos, aunque bien es
verdad que deberíamos leerla sin prejuicios y con las expectativas
de saber que algo bueno lograremos de ella.
Dice
su autor que la novela intenta mostrar el modo en el que nos
relacionamos con la tierra, con el lugar en el que nacemos, pero
también con el planeta que nos sostiene; pasando por todas las
maneras posibles, desde las más tradicionales a las más
mercantilistas.
Para
mi en el fondo ha resultado muy previsible, sabía lo que iba a pasar
desde casi sus inicios, incluso lo que tocaba contar en el diario,
antes de que empezara la narración, todo está muy medido y
controlado, con pocas sorpresas; he sentido temerosa un final
inevitable por el acontecer de los hechos, no en vano es una novela
de “cuentos de hadas”.
Me
ha parecido extraño que Jesús diera a conocer lo que estaba por
venir, a través de la narración de Eva y la lectura de su diario;
sinceramente la metáfora es muy compleja y las cargas de horror se
muestran en grado superlativo. Como gran mérito, la presencia de un
número muy reducido de personajes exquisitamente perfilados, sobre
los que recae la totalidad del argumento.
Me
gustaría que mi reseña no desanimara a nadie, yo pienso que alguien
que tarda años en volver a sacar una novela es un buen escritor, los
escritores que lo hacen apresuradamente no tienen la calidad
literaria de estos genios, sin desmerecer sus habilidades claro, pero
solo quiero deciros que es muy buena, pero tal vez no ha sido un buen
momento para mi, de manera que elegid uno bueno para vosotros, y a
por ella. Jesús no creo que os decepcione.
“Ponga
un pez en la tierra y él recordará el océano hasta su muerte.
Coloque un pájaro en una jaula, y aún así nunca se olvidará del
cielo”.