Es
el libro con el que inauguro el año que acaba de comenzar. Su
elección es fortuita y la verdad que bastante acertada. Su portada
muy acogedora y bucólica; tras un día de Año Nuevo, poco más hay
que mirar para echar un rato de lectura invernal.
María
José Moreno, es médico psiquiatra y profesora de medicina y tuvo la
valentía de embarcarse en la aventura de la escritura y en el
desafío de autopublicar sus novelas; algo que últimamente se ha
convertido en bastante común. Yo la definiría como una historia
sencilla y bien contada, cargada de secretos que se van desvelando
poco a poco; secretos de familia por supuesto, esos que marcaron un
pasado y que aparecen pesarosos en el presente. Tengo la teoría de
que los secretos de esta índole no caducan, reaparecen
cuando menos te lo esperas.
Os
animo con la sinopsis; “Elena
fallece en el avión que la traslada de Madrid a Nueva York. Su
familia no sabía que había emprendido ese viaje. Elena guardaba un
gran secreto. Cuando su hija María recibe la trágica noticia, se ve
envuelta en una espiral de preguntas sin respuestas.
¿Qué
hacía su madre en ese avión?, ¿por qué iba a Nueva York?, ¿por
qué no se lo había contado a nadie?... Preguntas que la sumen en
una tenaz búsqueda en el pasado de su madre hasta conocer sus más
íntimos, oscuros y dolorosos secretos”.
Son
unas doscientas páginas y no sobra ni falta de nada en el relato,
cortita pero agradable. Lectura muy rápida y ágil que engancha a
pesar de carecer del factor sorpresa. Es además una fantástica
estampa de una sociedad donde las mujeres tenían escasa
consideración y el maltrato era “algo
más y cotidiano”.
Una
novela de sentimientos encontrados, dolor, angustia, felicidad,
esperanza, reconciliación. Una novela de intriga, una novela real,
posible. ¿Qué sabemos en realidad de nuestros padres? Solo lo que
nos cuentan.
Por
supuesto María es el eje de la novela, sobre el que pivota la acción
y los hechos narrados en la obra. Creo que podía haber sido más
explotado el argumento, es como si se quedara “en
pinza”, buen guión
para una película, tiene una trama ordenada, un desarrollo limpio y
un desenlace bien estructurado.
Me
ha venido “al pelo”
para estos días, se lee con tranquilidad, sin sobresaltos y para
nada esperando sorpresas ni tensión. Los personajes se hacen
cercanos y la historia está hilvanada sin cabos sueltos. No quiero
dejar pasar la ambientación casi provinciana elegida por la autora,
la temporalidad medida por ella, sucede en siete meses, todo muy
cronológico pero con los necesarios saltos al pasado que exige la
trama.
Yo
la encasillaría en una novela intimista, emotiva, que nos invita a
reflexionar sobre el alma humana.
Es
curioso como la escritora, a través de las mujeres discretas y
silenciosas nos ha llevado por toda la trama de la manera más
elegante y sutil. No resulta aburrida porque está dividida en diez
capítulos numerados y con epílogos, todo dosificado con diálogos
muy bien medidos.
La
recomiendo por que es un tanto original y a la vez
“familiar” y lo
que me ha dejado muy claro, es que muchas veces, las decisiones de
otros marcan eternamente nuestras vidas.
“Vives
encerrada en una pompa de jabón hasta que por azar explota y
entonces te das el porrazo de tu vida, tocas tierra y muerdes de
lleno la verdad”.
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