viernes, 12 de diciembre de 2014

El cocinero del dux, Elle Newmark

Las portadas bien elegidas, son una apuesta segura para aquellos lectores que gustan de la novela histórica; esta vez, contemplando la ciudad de Venecia al fondo de esta ilustración, mi curiosidad se despertó, hasta el extremo de no dejar pasar la oportunidad de zambullirme en las páginas de una obra, donde la cocina cobraba protagonismo y amenazaba con hacer un “guiso” perfecto, siguiendo los pasos de una “comanda” a lo más puramente renacentista.
Con estos datos, es fácil adivinar la “receta” de esta narración; la Historia, el Renacimiento, Italia y Venecia, son “ingredientes” más que suficientes, para elaborar un magistral “banquete" digno de una época plagada de sombras, supersticiones y tinieblas; “aderezadas” con mucha maldad, conspiraciones, traiciones y envidias que acabarán dando “sabor" ,a un relato “cocinado” en los fogones de una cocina ducal, en la que se “cuece” una trama fascinante, con inteligente “mezcla” de intriga y misterio, “paladeada” a lo largo de casi seiscientas páginas, “tamizadas” hábilmente por la autora, fiel a su estilo ameno y agradable.
Las destrezas culinarias de Amato Ferrero, “chef” del Dux de Venecia se convierten en el centro de esta novela que refleja el siglo XV italiano, sus costumbres, sus miedos, sus ansias y lo que era más peligroso la obsesión por el poder. Elle Newmark, "amasa" un argumento entorno al misterio de un libro antiguo, deseado por todos  con el fin de apropiarse de las virtudes que esconden sus páginas.
La obra está perfectamente “aliñada” gracias a la exactitud de la ambientación y a lo recurrente que resulta el papel del cocinero en la misma. Junto a él, Luciano, el ladronzuelo que “escalda” su vida en estos muros, siguiendo las sabias recomendaciones de su mentor y que lo apartará de la mísera existencia llevada hasta ahora en las cloacas de la bella ciudad de los canales.
Aunque el principio es bastante pausado, la autora lentamente “rehoga” las posibilidades del tema elegido y consigue “macerar” las cualidades de sus personajes para darles forma y consistencia; la suficiente para “hornear” la narración y lograr que el lector se alegre de haber “degustado” su relato hasta el final.
Resulta entretenido, sin grandes pretensiones históricas, con todo lo necesario para poner en una “batidora” gigante lo más representativo de esa época; hermandades secretas, creencias cuestionadas, la existencia de la inmortalidad, papas, familias poderosas, mecenas, muertes y caídas del poder...
No quiero dejar pasar la recomendación de su lectura por lo mucho que se aprende del arte de la cocina, especialmente de los datos que la autora facilita acerca de otros mundos que invadieron Europa, de entre los que sin duda Oriente es el más sugerente de todos ellos.
Es el punto de “almíbar” de una historia, en la que prevalece el “hervidero” de un desmedido “menú” que se ha repetido irremediablemente a lo largo de los siglos y cuyo “plato fuerte” ha sido siempre el codiciado y bien “gratinado” PODER.

El mejor banquete del mundo no merece ser degustado a menos que se tenga alguien para compartirlo”.

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