Las
voces del Pamano llegó a mi atraída por ese tipo de
fotografía antigua de un grupo de niños que te hacen pensar lo
afortunada que fue nuestra niñez y lo diferente que debió de ser la
de los que con una sonrisa posan ante el objetivo que los
inmortalizó.
Estando
los niños de “por medio”, maestros o maestras “a la vista”;
efectivamente, esa figura que tan importante resulta en los inicios
de nuestras vidas son los protagonistas de una novela que no deja
indiferente a nadie.
Su
argumento contado en pocas palabras puede hacernos creer que la
novela será una más de las que tienen el tema de La Guerra Civil
como fondo, pero el pasado y el presente se entrelazan magistralmente
gracias a los personajes que la protagonizan.
En
una antigua escuela en ruinas a punto de ser demolida, Tina, una
joven profesora encuentra tras la pizarra un cuaderno escolar de
Oriol, el maestro que lo escribió sesenta años antes. A partir de
la lectura del mismo y la curiosidad por lo allí contado, la
adentrará en la memoria de esos valles e irá desvelando las piezas
de una historia de maquis, falangistas y héroes anónimos que nunca
fueron reconocidos y siempre enjuiciados.
Paralelamente
Tina debe hacer frente a los acontecimientos de su propia vida, la
salud, la inestabilidad familiar, la sociedad, los miedos y el
incansable propósito de otorgar la robada dignidad de quien lo dió
todo por nada.
Tiene
un ritmo extraordinario, se combinan distintas tramas que al final se
enredan entre sí,nos pasea del presente al pasado sin cambios
bruscos y nos aporta un retrato despiadado de la sociedad de estos
últimos setenta años. No sabría distinguir que personaje tiene más
fuerza, si Oriol con su testimonio que representa la memoria
histórica o Tina que refleja la fragilidad de un presente incierto,
llenos de desafíos y soledades.
Extraordinariamente
bien escrita, apta para todas los gustos porque la “historia”
supera las barreras ideológicas.
“No
hay un medicamento que cure el dolor del alma, sólo hay un
anestésico llamado tiempo que te enseña a no sentir dolor, aunque la herida perdure”.
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