La
Delicadeza es uno de esos libros que sorprendentemente todo el mundo
en el momento en el que deseas recomendarlo ya ha leído. Tienes la
sensación de ser él quien te busca y encuentra para aliviar un
momento concreto de la vida. En lo referente a mi, apareció para
consolarme de un año muy duro, con experiencias que te marcan para
siempre y que desgraciadamente has tenido que vivir sin haberlo
podido evitar.
Es
una novela de una sencillez abrumadora que cuenta una historia que le
puede pasar a cualquiera, es realidad en estado puro, cada pasaje del
libro te es familiar, se podría decir que parece “escrito para la
ocasión”.
Al
igual que la protagonista, Nathalie, nuestras vidas pasan de ser
afortunadas a desafortunadas en décimas de segundos. Cuando hice el
comentario lo inauguré con estas palabras: “La vida tiene puertas que la alegría
abre, y la muerte puños para llamar a ellas. Si no abres, insiste y
en último extremo entra sin permiso, se cuela.... en ese instante, todo cambia
y sus efectos son devastadores”. Cuando se escribe esto, es reflejo
de un año desgraciado en todos los sentidos; grandes e irreparables
pérdidas de amigos y seres queridos llegaron a mi vida abandonándome
demasiado pronto y sumiéndome en un mar de dolor y confusión... un
auténtico tsunami de emociones, rabia y desconsuelo.
La
historia de Natahalie, aunque terrible en sus inicios, se convierte
en una lección de superación, de esperanza, de fórmulas para
enfrentarse al pasado y prepararse para el futuro... es el bálsamo
de “la segunda oportunidad”, es la demostración de la capacidad
para “reinventarse” incluso desde los umbrales de la amargura, para alcanzar nuevamente la alegría que un día se marchó sin
avisar.
El
autor confecciona una magistral obra de “rescate” donde Nathalie
se deja llevar y con soberbia ternura y elegancia, aborda el cruel
drama de la muerte, descargándola de las connotaciones de angustia
de las primeras páginas, para llevarnos dulce y melodiosamente, al
sosiego y la paz con la que termina esta genial obra de arte.
No
he encontrado a nadie a quien haya dejado indiferente "La Delicadeza" o no le esté
agradecido al autor, a su relato y al sentido extraído del placer de
haberlo leído. Simplemente grandiosa, inolvidable y conmovedora.
“La
vida es una obra de teatro que no permite ensayos... por eso, canta,
ríe, disfruta, comparte tus buenos ratos, ama sin medida y vive
intensamente cada momento de la misma, antes que el telón baje y la
obra finalice”.
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