Original
título que tiene mucho que ver con el contenido de la novela; ahora
bien, no sabía yo que los rayos se dormían... va a resultar que la
única que padece de insomnio soy yo. Siempre he imaginado un
fenómeno de estas características “liándola parda”, ardiendo
como poco y en el peor de los casos provocando un incendio... vamos
que con este hemos tenido suerte por aquello de encontrarse en los
brazos de Morfeo.
Introducción
aparte, es cierto que todo lo que permanece dormido y en un momento
despierta acaba teniendo sus efectos y entiendo que es la intención
de la autora al comparar los silencios de las historias “dormidas”
y no contadas, con lo que causa un rayo en los árboles al reposar y
avivarse lentamente.
Cuando
terminé la novela a finales del año 2012 me sentí aliviada y no
decepcionada porque confieso que aunque no desprecio el tema
recurrente de la Guerra Civil, es cierto que últimamente había
evitado los libros que me mostraban más de lo mismo y no estaban los
ánimos para dolores del pasado. La novela tiene de fondo el
mencionado tema, ahora bien, en realidad yo he leído dos historias,
una con dos personajes masculinos que protagonizan lo referido a la
contienda y otra con dos personajes femeninos que encarnan la más
pura realidad con redes sociales incluidas. De manera que la mezcla
de ambas ha descargado de dramatismo lo que parecía se iba a
convertir en una historia más de vencedores y vencidos, de odios y
rencores, de republicanos y falangistas... se agradece.
Narrada
en tercera y primera persona y estructurada en capítulos, su lectura
se hace amena por el uso de diálogos alternados con relatos que nos
hacen viajar del pasado al presente y viceversa. Los personajes están
perfectamente definidos, a mi gusto los masculinos aportan más a la
novela que Natalia y Carmen; tal vez porque el contenido de las
historias que nos llegan de sus vidas despierten más empatía y
ternura que las experiencias de ambas.
El
objetivo de investigar acerca de la vida de dos vecinos de un mismo
pueblo en los inicios de la guerra reaviva el pasado para evidenciar
que ambos héroes anónimos nunca fueron enemigos porque siempre les
movió un objetivo en común... otra cosa fue el destino despiadado
para el que estaban elegidos.
Me
atrevería a decir que junto con la necesidad de poner al día sus
vidas las dos protagonistas destapan secretos que acabarán teniendo
el mismo efecto que si despertara el rayo que está dormido...
No
quiero contar el argumento y la trama que en ocasiones llega a ser un
poco compleja, prefiero aseguraros que no es la típica novela de
bandos de la “Guerra Civil” y dejarlo a vuestra elección, eso
sí, la intriga, el suspense, y la evolución de los personajes nos
proporcionan una narración no exenta de sentimientos y yo en mis
anotaciones puse un final que decía algo así:“El destino de muchos
amigos que compartieron tardes de risas y sueños comunes, se vieron
irremediablemente truncados por acontecimientos que nunca debieron
suceder y que sin conocer las consecuencias les condenaron a
enfrentamientos y riñas que acabaron gestando un odio difícil de
reparar y en algunos casos sin ocasión de remediar”. Por desgracia
generaciones después las heridas no curadas se han convertido en
“postillas” heredadas.
“Ciertos
recuerdos anclados en la memoria al despertar, son como amigos
comunes que se encaminan hacia la reconciliación”.