miércoles, 12 de septiembre de 2018

Laín el bastardo, Francisco Narla


El hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.

“Era huérfano, y bastardo, pero su ilusión estaba clara: que cuando su padre, don Rodrigo Seijas, señor de San Paio, volviera de las Cruzadas, estuviera orgulloso de él. Por eso había escalado el roquedal hasta conseguir un polluelo de halcón, que criaría para regalárselo. Pero las malas noticias llegaron al fin: don Rodrigo no iba a volver. Y ahí empezó todo. Expulsado a golpes por su hermanastro, será acogido por Guy de Tarba, infanzón fiel al señor de la villa y, con él, Laín se embarcará en un viaje lleno de peligros y aventuras. Desde Galicia, pasarán los Pirineos y, ya en Venecia, embarcarán hacia la Palestina y allende ultramar. Perseguido por los templarios, será traicionado, embaucado, torturado…, pero se convertirá en un hombre, en un héroe. Y lo mantendrá vivo una única esperanza: la venganza. Como si fuera una cantiga moderna, Martín Códax nos relata la historia de Laín, el bastardo de de San Paio; la gesta del halconero, una historia de aventuras, conspiraciones y honor, sumergida en la época más turbulenta del medioevo europeo, desde la España de Alfonso X el Sabio hasta las lejanas tierras de Mongolia, donde la sombra del gran Gengis Kan sigue enmudeciendo a vivos y a muertos”.

“Laín el bastardo”, es el resultado de una de mis incursiones a la librería donde adquiero mis lecturas, María me recomendó las aventuras de este niño, bastardo del señor de San Paio, una historia que transcurre en el siglo XII durante el cual asistiremos al crecimiento personal de nuestro personaje en un viaje que nos transporta desde las tierras más cercanas de Santiago, hasta la Italia de Marco Polo y Mongolia donde conocerá al mismísimo Khan, en un empeño incansable por encontrar a su padre.
A través de este viaje, descubrimos una novela histórica alejada del esquema tradicional, que se desarrolla en el marco de las Cruzadas y las perseguidas reliquias del cristianismo, ambientación recreada al detalle en la que no faltan batallas y aventuras.
Con un argumento que gira alrededor de la constante búsqueda de Laín, el autor consigue un magnífico trabajo literario, en el que  hilvana todos los hilos argumentales que la conforman como si de un arquitecto se tratase. Se aprecia que encajan todas las piezas a medida que avanza la trama, y sobre todo que no resultan nada artificiales, sino que se van sucediendo de una forma muy natural, ajustándose a la ardua documentación realizada por el autor.
Durante todo el camino, estamos acompañados por Martín Códax, el narrador de la historia, que a través de su trova y acompañado de la cítola nos irá descubriendo la que se convertirá en la historia más importante de su vida. Sin duda es un libro de aventuras con fondo histórico, un viaje largo y variado que se desarrolla con una escritura limpia y elegante bajo un ritmo rápido y ameno, en el que van apareciendo la galería de personajes indispensables para dar cuerpo al relato.
Está estructurada como si de una cantiga moderna se tratase, ya que la conforman un total de 22 estrofas tituladas, que adelantan lo que nos espera a lo largo de su desarrollo. Y a cada una de ellas acompaña un fragmento tomado de textos de la época. Dos son las voces narradoras de la novela: una es la de Martín Códax, que relata en primera persona todo lo que sucede en torno a la figura del personaje principal; otras será un narrador omnisciente, que cuenta lo que sucede desde el punto de vista del trovador gallego. Aunque el relato del trovador es más bien esporádico al principio, a medida que avanzan las estrofas tendrá una presencia mayor, pues mayor será su participación en los hechos que tienen lugar en torno a la figura del personaje principal.
Escrita con un claro equilibrio en lo que se refiere a la construcción de los personajes y a la ambientación espacio-temporal, sin olvidarme de las escenas de cetrería y pesca, que resultan muy atractivas para el lector, por el carácter visual de las mismas, tal y como son relatadas por el narrador. Atractiva galería de personajes, algunos de ellos muy peculiares.”
Laín el bastardo” es una novela de lectura fluida y muy adictiva, pese a la larga extensión de la misma, en ella disfrutamos de algunas leyendas referentes a personajes históricos, como Gengis Kan, o a localizaciones por las que se mueven los personajes. También las reliquias tendrán un papel destacado a lo largo de las estrofas en las que se estructura la novela no exenta de intriga y acción, aunque llega a parecer una guía de viajes
Novela para todos los públicos con una narración fácil de seguir que engancha desde el principio, en la que la importancia de la amistad y los lazos familiares etiquetan estas casi ochocientas páginas de “novelón” y a la que le pongo una pega, el escaso papel otorgado a las mujeres.
Buena lección de historia para el que le guste disfrutar de un siglo repleto de acontecimientos y cambios, un auténtico viaje por el mundo. Os gustará.
“Un hombre vale tanto como su palabra”.

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