“Sé
lo que estás pensando”, es el primero de los títulos
de la Trilogía de Jhon Verdon; escritor del que solo había leído algo en los
blogs, y sí que me había fijado en esta portada de números salpicados de sangre
que no me dejó indiferente para nada. Elena, es una amiga que comparte afición
y gustos literarios muy cercanos a los míos, y fue ella la que tras un
comentario apasionado en las redes sociales me animó a ponerlo en mi lista de
espera, llegado el turno, lo leí con el ritmo adictivo con el que se lee estos
thrillers mezcla de género negro y policiaco, con asesinos en series de
perfiles retorcidos y motivaciones descabelladas, con buenas dosis de terror,
suspense y mucha sangre.
“Un hombre recibe una carta que le urge a pensar en un número, cualquiera.
Cuando abre el pequeño sobre que acompaña al texto, siguiendo las instrucciones
que figuran en la propia carta, se da cuenta de que el número allí escrito es
exactamente en el que había pensado. David Gurney, un policía que después de 25
años de servicio se ha retirado al norte del Estado de Nueva York con su esposa,
se verá involucrado en el caso cuando un conocido, el que ha recibido la carta,
le pide ayuda para encontrar a su autor con urgencia. Pero lo que en principio
parecía poco más que un chantaje se ha acabado convirtiendo en un caso de
asesinato que además guarda relación con otros sucedidos en el pasado. Gurney
deberá desentrañar el misterio de cómo este criminal parece capaz de leer la
mente de sus víctimas en primer lugar, para poder llegar a establecer el patrón
que le permita atraparlo.”
Algo más de cuatrocientas páginas ha necesitado este director creativo para
dar vida a un asesino en serie que elige los números para desafiar a sus
víctimas, obligándolas a seguir sus indicaciones bajo las amenazas de muerte
que rodean las malignas intenciones de su yo más criminal. El argumento
engancha porque está bien narrado, pero se hace poco creíble en lo que a la
elección de las víctimas se refiere, por lo que la trama resulta algo forzada.
Tras ese hilo principal, existe otra historia secundaria que nace de la
relación del policía que investiga las muertes y su esposa, algo que hilvana el
autor con una habilidad que se disfruta y aplaude.
David Gurney, es el protagonista de este thriller mezcla de suspense y
recuerdos de su vida y la de sus esposa Madelaine, que desgrana en idas y
venidas del pasado al presente con tildes psicológicos que permiten una tensión
narrativa asegurada. Estructura del relato muy sencilla, dividida en capítulos
de corta duración, con un lenguaje sencillo y ágil que resulta rápida de seguir.
El autor Jhon Verdon utiliza el recurso de las pistas para ir dejando un
reguero de datos que el lector debe interpretar para ayudar a encontrar al
culpable; ahora bien, personalmente no deja muchas opciones al lector porque se
recrea en demasiadas explicaciones y detalles que te hacen sentir que “te lleva
de la mano” y al final acabas pensando aquello que él ha previsto en el
argumento.
Ese detalle arriba mencionado, junto a las descripciones algo extensas en ocasiones
muy puntuales, es la única pega que le puedo sacar a la lectura, sin olvidar
que cuando se ha leído obras de este género, los tópicos referentes a polis
borrachos, mujeres resignadas, parejas y familias destrozadas, pasados de infancias
crueles y depresiones interminables, empañan la trama y acaban aburriendo.
El principio de la lectura es algo lento, pero el ritmo aumenta
satisfactoriamente a medida que el relato avanza, las explicaciones continuas y
frecuentes de los hechos, resultan justificadas y razonables a la hora de
entender el misterio que mueve a este inteligente asesino en serie. El final
llega tras múltiples giros inesperados que sorprenden y cierran una novela muy
bien narrada, tanto que resulta una historia impredecible.
La trilogía se completa con “No abras los ojos” y “Deja
en paz al diablo”, como ocurre
la mayoría de las veces, acabaré por leerlas, estos individuos de mentes
retorcidas que aparecen tan bien descritos y perfilados por nuestro joven
escritor, generan un morbo que sirve de curiosidad y motivación para seguir
sabiendo más de sus habilidades como escritor.
Recomendada no como lectura veraniega sino para los amantes de este género
que tan buenos ratos nos hace pasar.
“Lo único más impactante que la verdad son las mentiras
que cuenta la gente para ocultarlas”.