Durante
un tiempo me dejé atrapar por títulos que me parecían
tranquilizadores, en busca de historias bien contadas y con las que
disfrutar mientras hubiera páginas a mi disposición. La casa del
silencio se ajustaba a mis pretensiones y puedo decir que no me
decepcionó; por eso es justo dedicarle una reseña para animaros a
elegirla en un momento en el que coincidáis con ese estado de ánimo
en el que yo estuve hace ya algunos meses.
Nos
encontramos ante una narración que sigue el simil de una orquesta.
Una galería de personajes van entrando en escena alrededor de una
trama que gira en torno a un personaje extraordinariamente original,
un violín, más especificamente un Stainer del siglo XVIII, una
auténtica obra de arte para cualquier músico, valorado y codiciado
como una joya insustituible por la que morir si así lo requiere el
“guión”.
El
relato se desarrolla indistintamente entre la actualidad y un pasado
reciente que se ubica en los años sesenta; para completar la
situación dos escenarios únicos, Barcelona y Berlín y de fondo un
recorrido por la Historia de la Música de la mano del resto de los
músicos y “actores” que en un momento determinado forman parte
del devenir del venerado violín.
Narrada
elegantemente, con alternancia de momentos de serenidad y agresividad
que otorgan dinamismo a la trama. Estructurada en dos partes y a su
vez en capítulos, con la fluidez de un concierto y la sabiduría de
entrelazar a los diferentes protagonistas en una intriga que se
cierne siempre entorno al Stainer.
Poco
más puedo decir de la obra; utiliza el recurso
del recuerdo para fortalecer el argumento; recurre al amor, a la
soledad, a las descripciones interiores, a las venganzas y desamores.
Destaca
la brevedad de la novela, poco más de doscientas cincuenta páginas
que sin sobresaltos te hacen disfrutar “en silencio”
de un rato de lectura en tu “casa”. Recomendada
para descansar de obras que nos sobrecogen y angustian y para cambiar
de vez en cuando de registro que en la vida hay que probar de todo.
“Cuando
la realidad se vuelve irresistible, la ficción es un refugio.
Refugio de tristes nostálgicos y soñadores”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario